Periodistas que aman la verdad por encima de la adversidad

No les toca fácil a las mujeres periodistas en Colombia. Aparte de capotear la crisis profunda que existe en la libertad de expresión, les toca lidiar con las desigualdades de género. Durante el conflicto armado con las FARC sufrieron violencia directa y ahora, muchas son víctimas de acoso digital. Los textos que escriben testimonian la huella indeleble de estas cicatrices en su práctica profesional.   

Jineth Bedoya, María Jimena Duzán y Patricia Lara son algunas de las mujeres que han sufrido la violencia ya sea en sus vidas o en las vidas de sus familiares. Las tres han resistido, continuando con el ejercicio del periodismo que aman por encima de la adversidad. Al estudiar los textos que escriben, se evidencia que resaltan valores como la  valentía y el triunfo personal, a través de una constelación armoniosa de emociones: amor, rabia, tristeza, esperanza y alegría. En ocasiones, las experiencias infortunadas que las marcaron emocionalmente de por vida aparecen en sus relatos mezcladas con las de sus fuentes de información. Parecería que tienen la intención de generar un vínculo afectivo férreo con sus lectores, además de contribuir a la prevención de nuevas formas de violencia. También se han interesado en educar a sus colegas sobre la mejor manera de escribir las historias de las víctimas en las noticias.

En cuanto a la crisis en la libertad de expresión, en los medios colombianos las limitaciones vienen desde adentro. Al referirse a las restricciones editoriales para ejercer con libertad el oficio en uno de los principales medios del país, una de las periodistas que entrevisté me dijo: “Yo me vine fuera del país a estudiar, esta decisión surgió de un momento en que me sentí descorazonada con mi trabajo. Yo decía: ¿cómo va a ser posible que nos dejemos meter los dedos en la boca? Hoy en día no concibo la idea de volver a trabajar en medios tradicionales en Colombia.” Según las entrevistadas es muy desgastante tener que pensar en todos los intereses que se pueden ver afectados por la nota periodística que escriben y más descorazonador aún, cuando investigan con rigor, ofrecen las pruebas y las autoridades encargadas de aplicar los correctivos se cruzan de brazos. 

Nuestros estudios sobre la autocensura revelan que las periodistas que trabajan en las regiones son muy vulnerables y con frecuencia tienen que abandonar el oficio o exiliarse. Una periodista de la región andina me dijo que en su departamento “hay un nivel de censura muy alto por la desprotección que ha tenido el periodismo en la zona.  Eso ha generado que la delincuencia se crea con la capacidad y la posibilidad de pasar por encima del periodista. A los periodistas los amenazan por las redes sociales, los tratan mal, les envían mensajes de texto diciendo que ´baje esa noticia´ o también ordenan que saquen a este periodista de su trabajo, como ocurrió conmigo. La autocensura la veo como un sistema de protección.” En algunos casos el costo de la eficiencia y compromiso con la verdad se paga con la propia vida, como ocurrió con Flor Alba Nuñez, asesinada en 2015. 
El viejo refrán “pueblo chiquito, infierno grande” sirve bien para explicar cómo en las regiones es sencillo saber dónde viven las periodistas y cuáles son sus rutinas; por eso es más fácil intimidarlas. Por lo general, ellas terminan autocensurándose para proteger a quienes aman. “Yo misma tuve que permanecer en silencio cuando me amenazaron con hacerle daño a mis hijos”, señaló una de las reporteras que entrevisté, oriunda de Cartagena, que pidió proteger su identidad. De hecho, los últimos periodistas asesinados en Colombia han estado trabajando en las regiones. Frente a los retos monumentales que enfrentan todos pero en especial las mujeres periodistas, la resistencia y el amor por su profesión parecen ser los únicos alicientes para seguir adelante.

PhD. en Ciencias Sociales (Universidad del Norte)
Magister en Proyectos de Desarrollo Social (Universidad del Norte)
M.A. en Sciences De L’Éducation (Université Paris XII)

Profesora de pregrado y posgrado del Departamento de Comunicación Social y Periodismo de Uninorte, por más de 25 años

Áreas: periodismo y análisis de medios

Ha sido periodista de televisión y radio y consultora en comunicaciones.